martes, 14 de octubre de 2008

Cosas de luis

SANDY DIJO: oye ese es lo que yo tengo hasta ahorita son como 6 referencias de las que buscamos, lo que teniamos del marco teorico unas cosas las quite, puse otras mas nice, oye no pude abrir los pdf, los word los reparti entre monie y yo, todos, nomas faltan los pdf tu ya los tienes, le pones al final ahi las referencias de donde los sacaste ok esque no los pude ver me quitaron muchas cosas de mi compu, y no encuento el cd de instalar ok

La inseguridad social.
En materia de seguridad, las perspectivas para el año 2008 continúan siendo poco alentadoras para nuestro país: La incidencia de delitos violentos como consecuencia del combate del gobierno federal contra el crimen organizado, especialmente el narcotráfico, es probable que continúe ocupando los primeros lugares de atención nacional, implicando una creciente tensión social.(Ramirez Acosta, 2008)
Durante toda la década pasada de fin de siglo, al igual que en estos años iniciales centuria, el tema de la perdida de certezas por un lado y, el aumento de la sensación de inseguridad, por otro, aparecen como temas de inevitable interés para el mundo de la academia y para los responsables de la 'cosa' pública. (León Corona, 2008).

Robert Castel se ha distinguido por buscar formas novedosas de entender y explicar la situación que prevalece en este terreno, una primera y gran muestra nos la ofrece en la Metamorfosis de la cuestión social, donde de manera amplia y rica se dirige a mostrarnos, a través de un recorrido genealógico vasto, cómo la cuestión social se encuentra en la situación actual de perdida de certeza y empobrecimiento masivo de aquellos que en el pasado reciente tuvieron condiciones notables de bienestar y hoy se encuentran "desafiliados" del mismo. (León Corona, 2008).

Es obvio que la percepción no crea la realidad, pero la proposición inversa, que parece evidente, no necesariamente es cierta en todos los casos: la percepción no siempre se basa exclusivamente en los datos que aporta la realidad. Así, en un problema tan delicado y tan sensible como el de la inseguridad, no son solamente la prevalencia y la incidencia delictivas los factores que hacen sentir a la población que los niveles de seguridad son deficientes. (Barreda S y Sayeg Seade, 2008)

En un problema tan delicado y tan sensible como el de la inseguridad, no son solamente la prevalencia y la incidencia delictivas los factores que hacen sentir a la población que los niveles de seguridad son deficientes. El espacio y el tratamiento que los medios de comunicación conceden al tema, los relatos de amigos y familiares, las propias aprensiones e incluso los rumores más descabellados inciden de manera importante en la visión sobre el tema.
(Barreda S y Sayeg Seade, 2008)

El término inglés fear deriva de una palabra sajona que semeja un grito inarticulado, un ulular que amalgama el objeto de nuestra aprensión y su significado, que denota algo que, agazapado y oculto, nos aguarda. En todo miedo subyace una sensación de emboscada, de lo que podría ocurrir (Barreda Solórzano, 2007)
La seguridad es un fenómeno de percepción y la percepción es realidad. Ante el incremento de delitos violentos y no violentos en buena parte del territorio nacional, es imperativo mantener este tema como una de las prioridades en la agenda gubernamental y del empresariado que opera en México, revisar nuevamente las condiciones de seguridad que prevalecen en las organizaciones, disminuir vulnerabilidades y diseñar mecanismos e instrumentos prácticos de inteligencia, detección, prevención y respuesta para mitigar el impacto de posibles riesgos a materializarse.(Ramirez Acosta, 2008)
Contra lo que podría pensarse por ciertos encabezados de los diarios, no todo el país vive un magno problema de inseguridad. Ésta se concentra principalmente en algunas áreas urbanas. (Barreda S y Sayeg Seade, 2008)

Una posible explicación puede ser de orden psicológico: al pasar el tiempo sin que se vea satisfecha la demanda ciudadana de mayor seguridad, la sensación de amplios sectores de la población no es de que el problema permanece igual sino de que, al no haberse resuelto, sigue creciendo. En esta idea parece claro el influjo de noticias criminales de gran espectacularidad. (Barreda S y Sayeg Seade, 2008)

La delincuencia juvenil
De muchas maneras las comunidades han denominado los grupos de jóvenes y adolescentes calificados en "riesgo social" por sus actitudes, costumbres, situación de vida. Esos nombres varían: pandillas, barras, huelgas, maras, chapulines, gamberros, hooligan, etc.; pero tienen en común dos cosas: por un lado la preocupación y la alarma social que provocan y, por otro, la falta de distinción entre lo que constituye una actividad delictiva propiamente dicha y un comportamiento simplemente desviado de las costumbres y tradiciones, o lo que es peor, "desviado" por los condicionamientos socioeconómicos en que se encuentran y la ausencia de una familia.

El problema ha alcanzado una magnitud tal que pretende motivar y determinar la totalidad de la incipiente política criminal referida a los menores de edad. Esto es grave en virtud de que el problema delincuencial es bastante más heterogéneo y además que muchas de las conductas y actitudes de esos grupos no son delictivas, lo cual debiera descartar la intervención represiva del Estado.

La seguridad es un fenómeno de percepción y la percepción es realidad. Ante el incremento de delitos violentos y no violentos en buena parte del territorio nacional, es imperativo mantener este tema como una de las prioridades en la agenda gubernamental y del empresariado que opera en México, revisar nuevamente las condiciones de seguridad que prevalecen en las organizaciones, disminuir vulnerabilidades y diseñar mecanismos e instrumentos prácticos de inteligencia, detección, prevención y respuesta para mitigar el impacto de posibles riesgos a materializarse.(Ramirez Acosta, 2008)
Tenemos claro que "seguridad ciudadana" es un concepto bastante difuso, y que hoy se utiliza con muy diversos propósitos, como en épocas pasadas se utilizaron los conceptos de "seguridad nacional" y "seguridad del Estado" en el plano ideológico, que pretendieron constituirse en la razón de ser de la política criminal y justificaron una gran cantidad de atropellos a los derechos humanos.
Cuando se habla de las pandillas y grupos juveniles, "seguridad ciudadana" se utiliza, por lo general, como sinónimo de seguridad física en las calles y las casas, olvidándose que un verdadero concepto del vocablo debiera incluir también otras libertades públicas y privadas, conformadas por derechos básicos y fundamentales como los derechos políticos, los derechos económicos y los derechos sociales, los cuales nunca se ven afectados -ni amenazados- por la existencia de esos grupos.
Sin embargo hay un verdadero "estado de guerra" generado por la existencia y el accionar de los grupos juveniles, en especial los que se dedican a realizar hechos delictivos, y en esa misma proporción, como veremos, algunos llegan a justificar actuaciones estatales alejadas de los derechos humanos.
La situación se ha agravado porque los ciudadanos han sido culturizados hacia la solución represiva como único medio capaz de defenderse ante estos peligros para la seguridad.
Se trata de un "estado de guerra" provocado psicológicamente por una percepción distorsionada o exagerada de la realidad, en la que no hay concordancia con el verdadero índice de criminalidad.
Hay razón por la alarma social que provocan ciertos delitos que van en constante aumento, como los delitos contra la propiedad, sin embargo algunos de éstos provocan mucha alarma social no obstante su nivel relativamente bajo de violencia, como ocurre con los arrebatos de bolsos y carteras, sólo porque son realizados por menores de edad organizados en grupos.
Paralelamente, hay delitos que han aumentado en forma exagerada en relación con años anteriores, que afectan derechos básicos como la vida, pero que no provocan una alarma social proporcionada a esa gravedad. Tal es el caso de los accidentes de tránsito o de la circulación, que generan una gran cantidad de muertos (en muchos países en cantidades bastante mayores que los homicidios dolosos) y sin embargo no provocan una reacción y preocupación equivalente con los resultados.
La criminología distingue entre delito (constituido por el volumen real de la criminalidad y sus repercusiones) y temor al delito (constituido por la percepción de la criminalidad y el riesgo de ser victimizado).
La percepción de la criminalidad y el temor a ser víctima de un delito agiganta y distorsiona la realidad, con un efecto multiplicador desproporcionado, sobre todo tratándose de hechos realizados por grupos de jóvenes y adolescentes, lo cual aumenta la posibilidad de adoptar políticas equivocadas e inconstitucionales en aras de la prevención general. (González Álvarez, 2001)

Nivel de seguridad que ofrecen las autoridades.
A la luz de la magnitud del problema de la inseguridad y los costos que ocasiona a la ciudadanía, el gran reto de las autoridades es controlar y reducir la delincuencia para no permitir la destrucción del capital o tejido social que hace posible la convivencia ciudadana y el desarrollo económico del país. Aunque la criminalidad es un tema sumamente complejo, un tipo de delincuencia conlleva a otro: los asaltos o robos en las calles y el homicidio no están del todo desligados. De no controlarse la delincuencia, sus costos serán cada vez mayores para los ciudadanos y las empresas, con consecuencias económicas poco promisorias. El crecimiento y persistencia de la inseguridad ha conducido a que sólo una cuarta parte de las personas que sufren un delito lo denuncien. Esto revela la poca confianza que tiene la sociedad en las autoridades
RESPUESTAS INCONSTITUCIONALES FRENTE A LA CRIMINALIDAD JUVENIL (RADICALES).

Hay una marcada tendencia a creer que "sistema duro y represivo" es sinónimo de "sistema penal eficiente", cuando en realidad la historia nos demuestra totalmente lo contrario.
en la práctica los sistemas penales más represivos, caracterizados por desconocer los derechos de los acusados, no han sido los sistemas más eficientes para tutelar los derechos fundamentales de los ciudadanos, sino que por el contrario aumentan la criminalidad y la impunidad.

Lo constituyen los sistemas penales típicos de las dictaduras militares latinoamericanas, los que -con notables excepciones- legitimaron esos sistemas de poder, convalidaron sus actuaciones y permitieron los mayores abusos que podamos imaginarnos sobre los ciudadanos. Iniciaron con la delincuencia común (supuestamente), pero pronto ampliaron sus actuaciones sobre los grupos que afectaban la "seguridad del Estado" y la "estabilidad social", persiguiendo sindicalistas, dirigentes, opositores, simples ciudadanos, y así surgieron miles de desaparecidos, fosas comunes, el genocidio, para citar solamente lo más grueso.
LAS RESPUESTAS TRADICIONALES AL PROBLEMA DE LA DELINCUENCIA JUVENIL (CONSERVADORAS).
Dentro del marco constitucional y en forma bastante más moderada que las anteriores corrientes, algunos sectores (dentro de los cuales se ubican en su mayoría los mismos órganos represivos del Estado y los Tribunales, así como los medios de comunicación colectiva) proponen las "soluciones" tradicionales al problema de la delincuencia en general, y de la delincuencia juvenil en particular.
Estas respuestas tradicionales están inspiradas en la idea de "endurecer" el sistema penal dentro de los límites constitucionales, con algunas medidas que son las que siempre se han utilizado con mayor frecuencia para combatir la criminalidad:
Aumentar y militarizar a la policía.
Aumentar y endurecer las penas.
Aumentar el número de personas detenidas.
El aumento y la militarización de la policía.
(González Álvarez, 2001)
El gobierno mexicano, al verse rebasado en al menos los últimos 7 años en materia de seguridad, optó por recurrir a las fuerzas armadas para intentar poner orden en las calles, carreteras y espacios públicos. Situación excepcional, que no es típica sólo de México, pues en América Latina ha sido recurrente utilizar a las fuerzas del Estado para este propósito, como lo ejemplifican Brasil, Chile, Colombia o El Salvador. (Ramirez Acosta, 2008)

Conclusiones
La inseguridad en México, al igual que el desempleo y la pobreza siguen siendo en este momento las principales preocupaciones de los mexicanos. En el primer punto, el gobierno calderonista decidió iniciar su mandato hace un año con una cruzada contra el crimen organizado cuya respuesta, en extremo violenta en algunos Estados del país y en el Distrito Federal, se ha disparado afectando lastimosamente a la población y dejando mayor sensación de inseguridad. (Ramirez Acosta, 2008)
La ENSI-4 incluye por primera vez una variable que mide el nivel de confianza en las instituciones. Se observa que es muy baja la aceptación tanto del Ministerio Público como de las corporaciones policíacas. Lo que talvez sorprenda a los analistas es que los agentes del ministerio público son más descalificados aún que las policías preventivas locales. Sólo la policía judicial o ministerial obtuvo una calificación más baja que el Ministerio Público, pero no puede perderse de vista que esa policía es parte del propio Ministerio Público. En este rubro parece que son muchos más, y de mucho mayor gravitación, los datos fácticos que las noticias. Son muy conocidas las deficiencias que padecen los órganos de la acusación en México. (Barreda S y Sayeg Seade, 2008)

























































Referencias



http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422006000200014&nrm=iso&tlng=pt

http://www.coparmex.org.mx/contenidos/publicaciones/Entorno/2002/oct02/a.htm

Delincuencia juvenil y seguridad ciudadana, Gonzales Alvares D, Conferencia pronunciada en el "Taller para Directores e Instructores de las Academias Policiales de Centroamérica", I.I.D.H. Academia de Policía de Panamá.- Publicada en "Nueva Doctrina Penal", Buenos Aires, tomo B, segundo semestre de 1996.-

Carlos Ramírez Acosta
"Perspectiva de la inseguridad en México 2008"
Episteme No. 12 Año 3, octubre 2007 - marzo 2008
http://www.uvmnet.edu/investigacion/episteme/numero12-08/

Análisis de la percepción de inseguridad, Luis de la Barreda S. y Cecilia Sayeg Seade, 2008 ICESI Instituto ciudadano de estudios sobre la inseguridad, a.c.
Miedo en la ciudad, Luis de la Barreda Solórzano (2007), revista letras libres, enero 2007