Uno no elige su nombre, su género, ni mucho menos de quién enamorarse; y son las 3 cosas que más difícilmente puedo soportar.
Lo que puedo elegir, en lo que puedo ejercer (amén de las posiciones que juego social-política-económica-psicológicamente) un poquito de libertad al menos, es en las decisiones que tomo, las rutas que trazaré en el desierto de mis días. Puedo ser un poco responsable (solo un poco) a pesar de estar acorralada, de ya no contar con un hogar; todo mi país se rodea de manchas de las que huyo porque al final del día, de quien huyo es de mis propios demonios.
No hay para donde huir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario