lunes, 28 de noviembre de 2011

No-titulado No. 1


Es tan atractivo mezclar el blanco y el negro, como dices, para generar esas dicotomías absurdas, tan occidental yo.

Esta noche se me dio para un espacio, o quizá mas apropiado sería llamarle, "un ejercicio" de mi introspección (como si no tuviera suficiente de eso) y todo a pesar de los constantes tintineos de las necesidades de esos que rodean como polilla mi luz en el computador.

Des-conexión, cambio y fuera.

Mi canibalismo causado por ansiedad hace que mi pensamiento se derrita... ¿Estás ahí?





---------------------------------- El cambio y fuera ----------------------------------

Si no me alejo de las mareas alienantes, corro peligro de perder el gran amor que le tengo a las alturas, las soledades, los desiertos, las mareas y los ríos metafísicos.

Por otro lado, si me sumerjo en los ríos metafísicos ¿Acaso sobreviviré? Y al final qué más da si todos tenemos un fin, y no como un propósito.

Es bello arrancarse la piel como serpiente, es bello sentir las células muertas desprenderse de mi piel lentamente y dejar respirar a la nueva y fresca piel, aunque esa nueva piel arde al tacto del sol.

Es bello dejarse comer por las entrañas del mar, de la marea, del agua, de la nada.

Respirar, ese simple acto de hacer el amor con el aire en los pulmones por vía de la nariz, es delicioso y corriente, cualquiera respira, pero no cualquiera respira por la nariz, apropiadamente, inhalando toda la carga de oxígeno posible, ¿Porqué? Porque el oxígeno mata cada día, es la bella ironía de que aquello que te da la vida te la arrebata cada segundo, cada respiro, cada suspiro.

Aún cargo mucha piel ¿No es así? Demasiado monólogo, poca acción.

Dame otro café, uno dulce, uno cálido, uno que también me haga saborear un minúsculo trozo de muerte, otro que me de la vida quitándomela.

Dame otro respiro de humo, para sentir cómo se desliza el viento fétido entre mis labios, porque es mejor la salida que la entrada.

Me permitiré sentir conscientemente cómo es que se abren mis pupilas al mirarte, reflejo de mi cuerpo, buscaré en el tuyo señales de la vida del mío, aunque en general, otra piel implica, otro cadáver...

¿Y las piernas? Me olvido de las piernas... Pues sí, las piernas me serán útiles hasta que las sienta, hasta que de tanto caminar me reclamen a gritos el descanso (o mejor aún, hasta que me lo reclamen a desmayos)

Las orejas, me servirán cuando en ellas sienta algún cálido aliento, alguno agradable, que no escupa podredumbre. Entre tanto siguen siendo apéndices innecesarios y antiestéticos (desde mi lógica de la estética)

Te describo un paisaje, caminaremos sobre una viga, hecha de piedra y concreto, dispareja que nos cause el vértigo de caer en profundos abismos, andaremos de puntillas, tu quizá tendrás que forzarlo, yo andaría en tacones, y entonces caminamos por esa viga elevada varios metros del suelo, rodeados de tormentas de fuego que ocasionalmente queman las pieles, yo me reiré por supuesto, tu quizá mueras de miedo, ahí me acompañarás en mi soledad, y como yo, nunca dejarás de mirar al suelo (aunque por motivos distintos). No verás tus pies tocando la viga, sino el suelo, ese suelo que nos queda lejos, que nos mira con cara apetitosa, anhela sentirnos en sus carnes, nuestra caída hacia la muerte. Y después de todo me dirás: What was all that?

Y yo te diría: the taste, the pleassure of being alive.

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